jueves, 15 de enero de 2009

3 y 5

Tres, siempre es tres o cinco, ¿y que hay entremedio?, el numero que nunca ocupo.
En más de tres y menos de cinco años he sido: un marinero errante, un invasor, un ciego que toca guitarra, un preso drogadicto, Alonso de Ercilla y Zúñiga, una versión mapuche de Jean Paul Marat, un padre infeliz en los años cincuenta, también he sido profesor de talleres en colegios, jardines infantiles, centros de rehabilitación, la Penitenciaria de Santiago y profesor por un día para niños en riesgo social en una población en Lo Espejo, productor; además de mesero en Lastarria y Plaza Ñuñoa, Analista contable en una institución publica (ja). Pero por sobre todo he sido un calculador de sueños. Por que, porque entre tres y cinco años no he hecho mas que sentarme a sumar lo poco que tengo e imaginar como será lo que tendré, porque no me intereso en lo que hay entre el tres y el cinco sino mas bien en lo que es tres veces cinco y lo triste que fue mi cumpleaños número quince y lo maravilloso que será el treinta.
Por que, porque entre tres y cinco veces por día me acuerdo que este dolor y picazón en los ojos te lo debo hace casi tres años, porque hace cinco y tres años atrás yo no era alérgico y hoy: quince cuando estoy mas dulce y pegajoso que nunca me doy cuenta que la primavera pasada fue cruel, pero yo no me cuide y refregaba mis ojos entre quince a treinta veces por cada tres horas y hoy ya casi no me los puedo tocar.
Ahora bien por que calculador, porque se que hoy soy tres veces cinco mas feliz que hace poco menos de cinco años pero mas de tres

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