lunes, 13 de julio de 2009

La mesa 5 (gote)


Era mi segundo restaurante, ya tenía dominio en el arte de la bandeja, las torres de vasos, y el "toma bien los platos calientes o te vas a quemar". Y todos los días llegaba a almorzar un grupo conformado por 3 mujeres y 1 hombre, en realidad siempre se repetía la misma gente. Como el restaurante quedaba frente a la I Municipalidad de ÑuÑork siempre se llenaba de funcionarios públicos con solo 45 minutos para almorzar así que uno debía correr, servir, mantener ordenado, volver a montar las mesas, llevar pan, no olvidarse de las bebidas, hacer de barman (porque a la hora de almuerzo no había barman), y prostituir la sonrisa para que te dejaran mas propinas, y es aquí donde vuelvo al grupo de comensales nombrado en un principio (las 3 mujeres y 1 varón). Una de ellas habría podido abastecer a todos los restaurantes de la Plaza Ñuñoa con materia prima para la elaboración de leche asada, era un problema servirle; uno podía desconcentrarse y derramar la sopa sobre su blusa (claro, sin querer), o no había espacio para dejar su plato pues sus, emmm como llamarles??, aaaa siiiiii, grandes TETAS estaban apoyadas sobre la mesa, cabe mencionar también que era una perra desagradable , odiable y despectiva que siempre tomaba coca-cola light sin efectos en la disminución de materia grasa en su cuerpo. La segunda mujer trataba de arreglase pero no le funcionaba, era muy simpática, pero en realidad era lo único que le quedaba ya que dios la había olvidado en la entrega de caras lindas. La tercera mujer era una dama mayor, si una vieja con exceso de maquillaje y olor a naftalina mezclado con imitación de Donna Karan, la típica señora con arrugas alrededor de los labios a la que les encanta estirar la trompa y coquetear con los meseros. Y él, claro, inconfundible, una bolita de carne que no superaba el metro 40, con extremidades tan cortas que nunca podría alcanzar sus rodillas, manitas gorditas como empanadas y dueño del nombre que le dimos a su mesa: "la mesa 5 gote", este hombrecito no tenia cuello, la corbata la llevaba en la pera donde se acaba la cara, pero no había cuello ahí. Esta querida mesa, comía de $15000 a $20000, pero sus propinas iban desde los $23 a $137, no alcanzando el 10%, con suerte el 0.6%, nunca pagaron en efectivo, siempre con cheques restaurante, por lo tanto dinero no gastaban. Debido a esta situación es que su comida comenzó a llegar fría a la mesa, sus bebidas sin gas, su carne en otros puntos de cocción, pero todo el mundo sabe que la venganza de mesero da para mas y que su maldad no tiene limites jajajajajajajajajajajajajaj (Risa maléfica).
Asi es: LA MALDAD abunda en la mente de un mesero maltratado por los comensales, nosotros atendíamos excelente y ellos eran miserables villanos, por lo tanto merecían las penas del infierno y sorpresas en su comida que nunca sabrán y que por respeto a los lectores mayores de 60 no diré.
Cuidado, siiiiiiiiii mucho cuidado con hacer enojar a un mesero o no darle lo que corresponde en propinas.

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